19 mayo, 2020
En un escenario incierto donde la supervivencia de las empresas está en juego, el Banco de España ha pronosticado que durante el segundo trimestre del año se producirá el mayor aumento de demanda de crédito por parte de las empresas desde 2003, con ICO y líneas de avales del Gobierno o sin ellas. A pesar de ello, no todos los negocios están accediendo al crédito por diversos motivos.
La falta de liquidez es uno de los principales problemas que afrontan las empresas para asegurar su supervivencia y paliar los efectos negativos de la crisis en el tejido productivo. Si bien la relajación de criterios en la concesión de préstamos a empresas es una buena noticia, especialmente, tras el endurecimiento previo durante el primer trimestre, algunas entidades han agotado rápidamente las provisiones públicas y ofrecen créditos puente para acelerar la llegada de liquidez, cuya dimensión real está superando las estimaciones iniciales. Esta solución, sin embargo, conlleva un coste asociado no siempre amortizable con la financiación avalada.
Partiendo de la premisa de la diversificación como un aspecto crucial para la salud financiera de una empresa y el mantenimiento de los costes, en un contexto como el actual, garantizar la liquidez y preservar la actividad productiva y el empleo son la prioridad.
En ese sentido, y a pesar de que no existe varita mágica con una salida expeditiva a la problemática actual y futura de esta crisis, hay vías que permiten mantener el nivel de riesgo mediante la actividad propia de la empresa, sin recurrir al crédito. Uno de los mecanismos más conocidos convierte las facturas en liquidez: se trata del llamado factoring o financiación de facturas.
La financiación de facturas a través del Sistema eFactura es un mecanismo diseñado para ofrecer una rapidez de cobro que supera a otras vías de financiación. Se trata de una prestación integrada en la gestión empresarial que libera a la empresa de la tarea de cobro de las facturas y garantiza la liquidez sin tiempos de espera, de forma simple al no requerir elevación pública en notaría ni el establecimiento de garantías o avales, y eso sin contar con los costes que estas operaciones conllevan.
La amplitud de este camino automatizado atiende a pymes y empresas jóvenes que podrían encontrar obstáculos en su acceso a otras fuentes de financiación, garantizando que mantengan su salud financiera en un nivel óptimo. Asimismo, la financiación de facturas no supone una carga adicional en la CIRBE (nivel de deuda bancaria registrada), aspecto que facilita reducir la presión sobre la financiación bancaria y emplearla así para otras necesidades.
La financiación de facturas tiene sentido en tanto que habilita a las empresas a crecer en la confianza de sus clientes, a asumir sus propios pagos, a mantener los puestos de trabajo e impulsar su modelo de negocio, idéntico o readaptado a la nueva coyuntura, con un coste de gestión mínimo.
Así, la evaluación de la idoneidad y conveniencia de conseguir la financiación o el anticipo de facturas del Sistema eFactura está basada en un proceso flexible de análisis de datos con las facturas electrónicas en el centro, un pilar fundamental de la economía digital de prácticamente cualquier empresa en tiempos venideros.